lunes, 7 de marzo de 2016

"Enseñar exige saber escuchar" Paulo Freire

¡¡Hola una vez más!! Hoy quiero tratar un tema el cual considero que es de gran importancia: ser escuchado, ser querido, considerarse importante... (dentro del aula, claro).

Siempre he pensado sobre esto, y siempre he considerado que el maestro debería de escuchar a todos y cada uno de sus alumnos dándoles la oportunidad de que ellos puedan expresarse libremente. Pero ahora es cuando más me he parado a reflexionar sobre ello, ahora que en nuestra clase de Didáctica General se nos pide expresarnos mediante entradas en un blog; ahora que vi la película de Diarios de la calle, en la que trata de una clase de "rebeldes" que nunca fueron escuchados por nadie y una profesora les cambia la vida por prestarles atención y considerarlos personas importantes.

Mi experiencia en la escuela con respecto a este tema ha sido muy negativa. Yo tengo miedo escénico y bueno, puedo decir que nunca he respondido a un profesor de manera voluntaria sobre algo que preguntara en clase, aunque estuviera segura de que la respuesta que yo pensaba era la correcta. ¿Por qué ha sido así?


La personalidad del individuo se forma desde que es pequeño, y tiene mucho que ver con la educación que recibe de la familia, pero también de la escuela.
Pienso que el maestro debe darles a entender a sus alumnos que pueden expresarse libremente, y que no pasa nada si se equivocan, porque del error también se aprende (en algunas ocasiones incluso más que del acierto). La escuela no puede ser una burbuja apartada de la vida real; en la vida te caes y te levantas, en la escuela debe pasar lo mismo y que no tenga repercusiones.
Yo nunca he tenido ese tipo de maestros, que te escuchaban, te hacían importante, te permitían que te equivocaras una y otra vez...

Ahora que tengo que expresarme en un blog, pienso y digo, bueno yo no sé expresarme igual de bien que otros de mis compañeros, y me respondo ¿y qué? Lo hago, y lo hago encantada, porque sé que hay un profesor al otro lado de la pantalla que me lee y opina sobre lo que escribo, y aunque me equivoque, me va a dar ánimos para que siga escribiendo y expresándome. 
Además, los blogs del resto de mis compañeros son públicos, y también puedo aprender de ellos. Cuando tengo tiempo leo algunas de las entradas que van publicando y reflexiono aún más sobre todo, porque tratan temas de los que estoy de acuerdo, de los que no, e incluso de algunos con los cuales yo no me paré a pensar sobre ello.

En conclusión, considero que es muy importante que el niño, desde pequeño, aprenda a alejar la timidez, a expresar sus pensamientos y a decir lo que le parece injusto. César Bona, por ejemplo, intenta estimular esto. Él dice: "Yo, todas las tardes de los lunes, las dedico a que los alumnos hablen en público. Se suben a la mesa y tratan temas serios y otros surrealistas. El resultado en un año es impresionante. Imagina si se empezara a trabajar desde primero de Primaria".

Si el niño llega a clase y ve que es importante y que puede participar constantemente porque siempre se le va a tener en cuenta, ese niño tendrá más motivación por ir, ya que en cierto modo, se sentirá más querido y más a gusto. Por consiguiente, aprenderá mucho más y será mejor educado que el niño que llega a clase y el maestro se limita a dar una teoría sin escuchar ni dar la oportunidad a sus alumnos de que puedan expresarse, provocando que el alumno quiera estar en cualquier otro lado que no sea la escuela.

Lo mismo pasa con sentirse querido con el resto de sus compañeros, eso del compañerismo, el "bullying", etc. que quiera tratar más adelante. 






* Sólo he puesto una pequeña parte de la entrevista de César Bona en ABC, y aunque más adelante me gustaría comentar otros temas que trata, si pinchas aquí podrás ver la entrevista al completo. 

1 comentario:

  1. De verdad que no sé cómo te expresas en público, oralmente, pero haciéndolo tan bien por escrito me cuesta mucho pensar que creas que no lo haces tan bien como tus compañeros.
    Claro que se aprende a dominar la timidez, y claro que la escuela debería hacerlo, en lugar de cebarse en los errores, de ridiculizar al que se equivoca.
    Si contigo la escuela no lo ha hecho, que sea entonces la universidad. Quiero oírte en clase.

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